Sinceramente confieso que los seres humanos me resultan fascinantes. Cada uno es un mundo lleno de tesoros por descubrir.
A medida que entablo pequeñas conversaciones aparentemente superficiales al principio, luego, poco a poco, empezamos a tocar temas personales, profundos y encontramos un espacio en el que el entendimiento es perfecto.
Es como ir tejiendo una tela de araña, un encaje de bolillos, a veces te confundes y tienes que soltarlo, deshacerlo y reanudar la labor.
Así se logra llegar a mantener una amistad que puede durar toda la vida y es muy dulce saber que alguien te quiere, te entiende, te respeta, alguien con quien puedes contar porque cada vez el amor crece y se estira y te sientes aceptado tal y como eres.
Yo me muevo en mundos diferentes: la familia es prioritario, el amor hacia ellos es natural, lo siento y no necesitan hacer nada para merecerlo, viene dado de antemano.
Las personas que seguimos a Prem Rawat, en ese terreno todos sabemos y queremos lo mismo, todos sabemos que estamos en el mismo barco, no hay nada que explicar, pero cuando me encuentro con una de esas personas, me sale una sonrisa y hace que me siente bien.
El el mundo del arte y de los artistas, me resulta realmente agradable saber que puedo hablar en términos que van a ser interpretados sin necesidad de excederme en dar explicaciones.
Con los amigos en general hay grados de confianza y cercanía y me gustan todos, cada uno a su manera.
Amigos con los que me gusta comunicarme todos los dias, otros para todas las semanas y así sucesivamente.
Mi espacio personal es muy amplio y solo cabemos mi maestro y yo, así que no dejo que nadie entre en mi castillo que es donde paso los mejores ratos de mi vida.
En cuanto a mis conversaciones, las que mas disfruto son las que se refieren a los beneficios de la práctica del conocimiento que Prem Rawat revela a quien se lo pide con el corazón puro.
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