viernes, julio 13, 2012

ANTIGUA BOTICA












Soy feliz en el presente de mi vida pero a veces mi pensamiento me recuerda momentos de un pasado, que, como todo en esta vida, están sujetos a la ley de los pares de opuestos, así que me quedo neutra.
De la melancolía solo me interesa el poliedro de Durero.

Así que sin nostalgia ni emoción, os contaré algo que pasó en mi pasado (pleonasmo), que casi estaba olvidado pero ha salido a la luz al construir este video de medicinas antiguas.

Pues bien, vivía yo a la sazón en una planta baja de Las Arenas en una casa que mi padre había encargado construir al arquitecto Hurtado de Saracho por amistad (en aquellos tiempos contaba mas la cercanía familiar que la profesionalidad), con la mala fortuna de que los garages, bodegas e incluidas las plantas bajas, estaban por debajo del nivel del rio Gobelas, por lo que cuando se desbordó el rio, mi casa se inundó y me encontré en la calle con mi niño recién nacido en brazos sin saber a donde dirigirme.
Oportuna y generosamente, mi hermano que vivía en el 2º piso dio por supuesto que nos refugiáramos allí mi niño con su cuna y yo, a pesar de que ellos ya tenían 5 hijos pero las casa se estiran y se encogen ante la necesidad.

Pues bien, allí pasé unos días mientras mi hermano iba a buscar víveres en un bote remando por Las Arenas.

Yo solo recuerdo que me quedé petrificada, no reaccionaba, ni lloraba, solo me ocupaba de mi niño y desde la terraza de la casa en que habitaba, contemplaba con estupor a través de las ventanas de la mía, mis dibujos y material de trabajo flotando sobre aquellas aguas embarradas.

El proyecto que tenía entre manos en aquel momento trataba de unas cajitas dadá hechas a medida para que cuando estuvieras forradas con lindas telas antiguas de estilo vascongado, las rellenaría con todas las cajas de las medicinas antiguas de preciosos diseños que había comprado en la farmacia Molina, de la que era cliente y amablemente me habían permitido pasar al almacén en donde guardaban lo que para mi eran tesoros.

Poco antes del incidente, Oteiza había estado en mi casa y yo todavía tenía las medicinas sueltas mientras el carpintero hacía las cajas, pero Jorge, con su agudeza habitual, me preguntó: ¿material de trabajo?

2 comentarios:

  1. Fantástica historia!!! y que pena que al final no saliese el proyecto...

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  2. Me alegro de que te haya gustado, la verdad es que a mi no me gustó tanto............

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