Yo soy católica porque estoy bautizada y he sido practicante por inercia y obediencia hasta que, bastante mayorcita cometí un pecado mortal y no sentí nada especial, de la misma manera que cuando comulgaba tampoco sentía que cambiara nada en mi.
Así que poco a poco fui dejando de practicar, pero no de rezar porque siempre he creído y creo en Dios firmemente.
Y Dios, o la inteligencia Suprema o el Creador o el Universo o Alá o como se le quiera llamar al que todo lo dirige, escuchó mis súplicas y me sacó de la desesperación en la que me hallaba sumergida.
Salí airosa y poderosa gracias a que Prem Rawat, que es de carne y hueso y tiene mucho poder, se apiadó de mi y me hizo comprender la importancia de ser consciente.
No quita que, toda una vida entre monjas, sacerdotes, y familiares católicos, ejerció una gran influencia en mi, sobretodo las vidas de los santos a los que me hubiera gustado parecerme.
No olvidemos tampoco que somos descendientes de San Ignacio de Loyola por parte de mi madre y que las vocaciones en mi familia todavía siguen apareciendo.
Yo no practico ninguna religión.
Tengo un maestro vivo que me enseña a aceptar la vida y a disfrutarla por encima de todo y que me enseña a ser consciente del regalo de la respiración, algo que cada vez que lo hago de forma consciente me llena de bendiciones y de gratitud.
Con mi maestro he aprendido la importancia de mi paz interior y en ella baso mi vida.
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