martes, septiembre 11, 2012

ENCUENTRO EN CACTUS ESPRESSO BAR













Mi doble vida sigue su curso con agradables sorpresas y sin dejar de cumplir mis obligaciones.

Mientras hoy me toca el segundo tratamiento de rodilla en Begoña, al que voy sin miedo y con alegría porque he pasado una semana muy buena solo con el primero (solo he tomado Voltarén dos veces), En Amaroo disfruto con mi otro yo que me produce diversiones insólitas.

El Cactus Espresso Bar es de mis amigos y anfitriones cuando voy/iba a Australia.

Es un lugar encantador, muy sofisticado y también es galería de arte, por lo que me invitaron a exponer y acepté encantada.

Tuve serios problemas para recuperar los cuadros que sobraron porque los señores de Correos me obligaban a demostrar que habían sido pintados en España y yo solo tenía la prueba de que en los bastidores se leía claramente Lienzos Levante.

Me sentí tan impotente ante la terquedad de aquel señor, que me quedé llorando en mi coche aparcado en doble fila en plena calle Urquijo, esquina con Padre Lojendio, en el centro de Bilbao.

Al día siguiente encontré una caja con los cuadros en la puerta de mi casa y jamás volví a saber el motivo del milagro.

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