Yo no tengo ganas de salir de casa corriendo para asistir a congresos por interesantes que aparezcan.
Gracias a Dios, como en otros terrenos de la vida, he ido a muchos y siempre me he alegrado de haber hecho el esfuerzo, pero ahora mi atención está puesta en consolidar mi rodilla.
Tengo la suerte de que María Seco que es joven y entusiasta, intenta asistir a todos los eventos en los que puede incrementar su información y luego me lo cuenta.
No es lo mismo, pero por lo menos no me quedo rezagada en los adelantos del arte que van a la velocidad de la luz.
Este último que ha tenido lugar en La Alhóndiga de Bilbao, cuya directora es Lourdes Ferméndez, ha sido de alto nivel internacional y cultural.
Conocí a Lourdes Fernández en una inauguración de Ruiz Balerdi en Madrid y terminamos en su casa, cuya pinacoteca me pareció espléndida y ella también; creo que La Alhóndiga está en buenas manos.
En aquella época yo exponía una vez al año en Madrid y pasaba bastante tiempo allí. Tuve mucho éxito pero el estrés me mataba, yo necesito vivir en un lugar tranquilo, mi paz es mucho mas importante que el dinero, soy austera y sé adaptarme a las circunstancias.
El mundo del arte es una industria y el artista un empresario que debe vender su producto.
Yo no tengo ni idea de vender ni de hacer negocios.
Cuando alguien quiere un cuadro mío, lo mejor es que se ponga en contacto con mi galerista María Febrer y ella se encarga de todo.
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