Lo que sentí cuando vi esta foto y lei el texto sacó de mis entrañas toda la rabia que sentia desde que era muy pequeña cuando consideraba que algo era injusto.
No puedo soportar la injusticia ni los abusos de poder y mucho menos y para no extenderme la deshumanización en la que estamos convirtiendo este planeta.
Ya no tenemos corazón.
No somos seres humanos.
La burocracia, las máquinas, la estadísticas, el poder, la economia, la política...todo está enfocado en beneficiar a los que tienen salud, dinero, amigos importantes..
Se me llenan los ojos de lágrimas... nos estamos convirtiendo en bestias.
Yo solo tengo una ligera lesión que me impide andar mucho y estar de pie por lo que pedí una tarjeta para poder aparcar en inválidos ya que si aparco lejos del lugar a donde debo ir, me falla la pierna.
Me hicieron toda clase de tests y pruebas psicológicas y entregué mi historial médico ( esa pierna se me ha roto varias veces y por diferentes sitios, pero era lo que menos importaba).
Resumiendo, lo único que contaba era los puntos de invalidez que tengo en total, que son 24 y para conseguir esa tarjeta hay que tener 65, así que me quedé sin tarjeta y sin coche porque me aterra la idea de tener que andar si aparco lejos, así que me metí en mi casa y no me quejo porque espero que pronto me vuelvan a operar y me saquen el tornillo que se ha roto.
Yo me uno a todos los que realmente tienen una vida con grandes dificultades y nadie piensa en ellos.
Las ciudades no están pensadas para los discapacitados, salvo en raras ocasiones.
Me uno con todas mis fuerzas y mi coraje a la inmensa cantidad de personas que sufren abandonadas a su suerte porque hasta para pedir una cita con el radiólogo es necesario acudir en persona o tener un ayudante que lo haga.
¡Como te entiendo Blanca! Soy Carmen. Con una hermana en silla de ruedas desde los trece años y que ya ha cumplido los cincuenta...comprenderás que tenemos para escribir un libro sobre barreras arquitéctonicas,injusticias y anécdotas de humor negro de todo tipo. Menos mal que Dios que quita y pone, no sé si a su antojo, le ha quitado la facultad de caminar pero le ha puesto un carácter excepcional y lleva todo con estoica resignación y buen talante. Recuerdo especialmente una vez que un taxista no quiso llevarla en su taxi por no manchar el maletero con la silla; yo me puse hecha un basilisco con el susodicho mientras ella se esforzaba por entenderlo...¡Y no veas con que gracia relata ella una vez que le tuvo que coger 100 ptas. a una señora porque la vió sola en una calle y consideró que estaba pidiendo limosna! "Se las he cogido por no desairarla", nos comenta Esperanza riendo, mientras a mí, al contrario que a ella, me entra una rabia por dentro que me corroe las entrañas.
ResponderEliminarResulta muy difícil para las personas que no conocen la enfermedad entender que hay un mundo paralelo en donde seres humanos exactamente iguales a los sanos tienen grandes dificultades y sufrimientos para vivir.
ResponderEliminarEn mi familia tenemos un sobrino que es como un vegetal y una hija de Gabriel, el hijo mayor de Totola tiene una niña con una enfermedad "rara", ya te lo conté.
Yo pasé tres meses en el hospital la primera vez que me rompí la pierna y así conocí un mundo nuevo para mi, del que se aprende mucho.