Yo no soy una experta en asuntos matrimoniales sino todo lo contrario:
Me casé sin saber lo que era el matrimonio y cuando lo experimenté, inmediatamente me di cuenta de que no tenía vocación ni de esposa, ni de madre ni de ama de casa, pero como en aquellos tiempos franquistas y católicos todo era pecado mortal, yo ni siquiera me atrevía a decírselo a nadie.
Mi madre, que como todas las madres en general se daba cuenta de todo, antes de casarme me dijo:
Blanca: ¿te das cuenta de lo que estás haciendo?
Y yo: Si, claro mamá, estoy enamorada.
Mi madre: Tu sabrás lo que haces, pero luego no esperes que te saquemos las castañas del fuego.
Luego , no ha hecho mas que sacarme las castañas del fuego y no solo en el sentido financiero del término sino que mi vida era tan complicada que mi madre, a pesar de haber sido presidente del Cáncer y de haber resuelto muchos asuntos difícilísimos en su vida, los mios le sobrepasaban y aún así lidió con temas que no le concernían en absoluto.
Hizo todo lo que pudo para ayudarme.
Un día me presenté en su casa y le pedí perdón por todos los disgustos que le había dado y me perdonó.
También le agradecí todo lo que me había ayudado y me dijo que eso es lo que hace una madre, que no tiene ningún mérito.
Gracias a mi matrimonio aprendí que no tengo vocación de casada ni de nada que se le parezca, a mi me gusta estar conmigo, me necesito, cuanto mas tiempo me dedico mas me conozco y cuanto mas me conozco mas me quiero y cuanto mas me quiero mas amor siento en mi vida.
Gracias, Blanca, por llamarme la alegría de tu huerta. Es un bonito piropo. A casi todos nos gusta experimentar con el matrimonio aunque no tengamos vocación de casados, es un error que cometemos la mayoría de los seres humanos y que a muy pocos les funciona. Nada es para siempre, aunque nos parezca falso cuando estamos enamorados. Lo de tu madre me parece ejemplar, yo tambien tuve muchos tiras y aflojas con la mía, me pasé toda la vida peleándome con ella; es más, solo me reconcilié con mi madre después de muerta, cuando mis vecinos me explicaron lo orgullosa que se sentía de mi generosidad, de la que ella presumía a mis espaldas y que a mí nunca tuvo el valor de decírmelo a la cara.No soy madre,por lo tanto no entiendo mucho del tema,yo tan solo sé que por mi hermana daría mi vida, así que se debe de parecer bastante a ese tipo de amor...¿no crees tú, mamá de una hija concebida en Galicia?
ResponderEliminarEs bonito lo que dices.
ResponderEliminarTu y yo nos entendemos bien.
A mi no me gusta discutir, prefiero estar con gente que esté en mi línea, por lo menos en cuanto al respeto y la educación.
Ahora mi madre no quiere visitas pero solo me lo dice a mi, con los demás no se atreve porque le riñen, así que cada vez que le llamo me dice que está cansada y que le podré ver cuando se encuentre mejor...
Acepto la vida como viene y trato de no juzgar ni comparar (me cuesta muchísimo)
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminar