Pronto terminará Maite Sota, mi ínclita encuadernadora, lo que tengo intención en llamar "prueba de libro de artista autobiográfico" ya que es el primero que realizo con cartones producidos intencionadamente para mi autobiografía.
Mientras tanto, estoy preparando 26 cartones de tamaños similares para encargarle dos libros autobiográficos, el 1 y el 2, de cierto tamaño y cada día los miro e incluso los retoco si noto que lo necesitan (los 13 que muestro en el libro son definitivos, espero).
Tengo muchísimos cartones: es mi manera de trabajar.
Empiezo casi en plan arte bruto y luego dejo pasar el tiempo y voy afinando.
Algunos los rompo directamente, otros los cambio, los corrijo, hasta que finalmente, cuando ha pasado el tiempo, años en ocasiones, me paro y siguiendo una fuerza poderosa que sale de mi interior, decido si van a ser encuadernados, enmarcados, metidos en cajas...hay múltiples posibilidades.
Yo me dejo llevar por el trabajo. No soy yo exactamente quien decide lo que hago sino un poder que guía mis pasos en el que confío plenamente.
A menudo me he precipitado y he sido poco selectiva en mis exposiciones.
Así voy aprendiendo, poco a poco, a base de experimentar, de equivocarme y ya estoy entrando en el terreno del discernimiento.
Una de mis características que mas disgustos me ha producido en mi vida es la precipitación.
Incluso hoy en dia, con la pierna rota, sabiendo que me falla a veces me veo arriesgando mi físico ya bastante deteriorado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario