Desde que me rompí la pierna cada día me cuesta mas andar y moverme, así que hasta que me quiten el tornillo que se ha roto mi vida se basa en la quietud.
No me quejo, me gusta le paz que respiro en mi casa, sin embargo echo de menos mis paseos por los bosques de Uribe Kosta.
Ser testigo del cambio de las estaciones, ver como los árboles en flor pasan a dar frutos mientras escucho el canto de los pájaros.
En un pequeño bosque en el que a veces me encontraba con unas amigas cabras recuerdo que solo el hecho de pasar un ratito allí. elevaba mi espíritu y serenaba mi alma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario