martes, mayo 07, 2013

Mi madre abandona su cuerpo
















La verdad es que no tenía intención de hablar de algo tan íntimo y personal pero ya que la noticia se ha extendido tanto también yo diré mis palabras.

Mi madre era una persona extraordinariamente lúcida y potente.
Aceptó, no sin dificultad, las restricciones que le imponía mi padre, el cual, a pesar de ser un hombre encantador no podía consentir que su mujer trabajara en algo que no fueran obras de caridad, por lo que mi madre tuvo que conformarse con explotar su talento y su enorme capacidad en organizar actos benéficos y trabajos para la comunidad.

Co_fundadora de la AECC en Vizcaya junto con Pilar Careaga, durante años ocupó la presidencia. Debido a la extraordinaria labor que realizó se le concedió la medalla de la Orden de Isabel la Católica.

Modernizó el Hospital de Santurce y le nombraron Presidenta de Honor.


Su vida estuvo marcada por la tragedia. Una detrás de otra.

Recuerdo que éramos una familia feliz, de Bilbao de toda la vida y cuando yo tenía once años y mi hermano Carlos dieciséis sucedió la primera tragedia (no voy a entrar en detalles, simplemente diré que mi hermano murió tragicamente) que marcó la vida de todos, especialmente la de mi madre.

No solo recuerdo su inmenso sufrimiento y su desconsuelo sino que me consta que nunca lo superó.
Se armó con una coraza de acero inoxidable y a partir de ahí intentó vivir sin sentir demasiado.
Gracias a eso pudo sobrellevar todo lo que vino después.

Mi madre era la mujer fuerte de la que habla el Evangelio.

Yo no he sido lo que dicen en llamar "una buena hija".
Teníamos diferentes conceptos sobre la vida.
Y sin embargo siempre ha estado al pie del cañón pendiente de mi y de mis hijos, intentando paliar mis carencias.

Adivinaba mi pensamiento tan opuesto al suyo.

Ha vivido cumpliendo su deber hasta el último momento.
Una vida dura que ella sobrellevó con entereza y mucha fe en Dios.

Ahora que no nos separan los conceptos ni los prejuicios ni las banalidades de este mundo podremos encontrarnos en la luz y comunicarnos alegremente.

Mis habilidades y preferencias no coincidían con las de mi madre, sin embargo a través de mis blogs, pude ayudarle a dar a conocer su trabajo para las misiones.

Sus conocimientos culinarios eran las de una profesional a la antigua usanza. Con gran generosidad me dejó sus recetarios de cocina para que los publicara y se beneficiara la gente.


Descanse en paz.

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