Desde un punto de vista estético, los caseríos abandonados me dan mucho juego, pero comprendo que cuando alguien podría ser feliz viviendo en un caserío arreglado con entusiasmo, sería mucho mas fructífero y ayudaría a conservar nuestras raices arquitectónicas que están desapareciendo y siendo sustituidas por el efecto de la igualdad.
La unicidad no interesa a los que llevan las riendas de la educación.
¿por qué será?
¿por qué querrán hacernos creer que cuanto mas nos parezcamos unos a otros nos sentiremos mas protegidos?
Yo pienso todo lo contrario.
En la diferenciación encuentro la riqueza.
Yo voy a Bilbao y en la zona de la ria me siento igual que si estuviera en Brisbane.
Edificios de los mismos arquitectos, esculturas al peso, horrorosas farolas, camareros vestidos de medio diseño, magníficos parques infantiles, idiomas de todo tipo en el aire...
Por lo menos las rabas siguen estando buenísimas, las del museo de BBAA son excelentes.
Pues bien, para resarcirme de lo poco que me inspira la uniformidad, me voy a Gatika , me meto por caminejos y encuentro tesoros.
Los caseríos que yo pintaba y que ahora filmo son historia.
music: Vivaldi: Concerto In A Minor For 2 Violins, Op. 3/8, RV 522, "L’Estro Armonico #8" - 2. Larghetto E Spirituoso
No hay comentarios:
Publicar un comentario