Desde que me encuentro bien, lo que mas me apetece es ver exposiciones.
La cabra tira al monte.
Empiezo a sentir los beneficiosos efectos de las agujas de Lee y del Photon Platino.
Para mi, encontrarme bien es recordarme, es como que me siento como me sentía antes, cuando no tenía problemas físicos y el hecho de ir a Bilbao no suponía un sacrificio, sino todo lo contrario.
Teniendo en cuenta que soy de Bilbao y que el arte forma una parte muy importante de mi vida, es lógico que Bilbao me atraiga, ya que Getxo, a pesar de ser un lugar muy agradable para residir, es un desierto cultural, incluso a veces ojalá fuera más desértico y no intentaran añadirle escandalosas florituras al ya nefasto urbanismo actual.
Enfín... intento mirar a los árboles que nunca me defraudan.
Pues bien, ayer, motivada por la expo de Ignacio Saez cuya trayectoria sigo desde hace tiempo con el máximo interés, fui a Imatra y disfruté de lo lindo.
Reconozco que me cansé, estar de pie para mi es lo peor, pero mereció la pena.
Simplemente acércate y empápate.
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ResponderEliminar¡qué bonito comentario!
ResponderEliminarSabio, profundo, con mucho conocimiento y amor a nuestro querido Botxo!
Muchas gracias.
Visito a menudo Imatra, a veces incluso, doy un rodeo para demorarme en sus escaparates, pero esta vez ha sido la sugerente reseña de Blanca Oraá la que ha guiado mis pasos para visitar la actual exposición que Ignacio Sáez presenta.
ResponderEliminarDebo decir además, que la crónica de Blanca despierta un nó sé qué olvidado, de esa parte del viejo Bilbao, de cuando el Arenal era una playa y la Ría navegable, su mención al Café del Puerto, lugar de encuentro de marinos, fomentó una tertulia que se reunía los jueves haciéndose acompañar al piano en ellas y alumbró la revista literaria "Musas"
Natalia Manur