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Me convierto en sabuesa buscadora de lugares de culto que no hayan sido profanados por la Academia Oficial de Reconocimiento de Patrimonios de la Humanidad.
Ya solo los palabros grandilocuentes hacen que me sienta muy pequeñita, me encojo y me escondo debajo de una escultura de Oteiza para pasar desapercibida.
El Kalamua es un patrimonio de los que nos gusta pasarlo bien, comer y beber mejor y que nadie nos reconozca nada. Un milagro en pleno Romo.
La verdad es que Romo en si, disimuladamente, tiene mucho encanto.
A primera vista no se nota, parece un barrio periférico, pero cuando profundizas un poco, vas viendo que tiene una personalidad propia justificada, argumentada, documentada y muy interesante para personas que desean escapar de Las Arenas y encontrarse con una realidad social mas cercana a la realidad, valga la redundancia.
En Romo hay personas librepensadoras que evidentemente no cuentan lo que piensan al primer turista que llega de Avila con pavos a tomar una cerveza, pero cuando conoces a personas de carne y hueso que habitan en Romo porque pertenecen a Romo, llegas a saber cosas interesantísimas que nunca saldrán de ese barrio en el que confluyen razas muy diversas y una libertad cultural desconocida en el resto de Getxo
Hay mas lugares en Romo pero para tomar el aperitivo, recomiendo empezar con unas rabas en el Kalamua.
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