Por fin ayer me puse a la tarea de escanear mis lindos cartoncitos, mis juguetes mas preciados, mis carpetitas, el componente principal de mi libro_objeto_caja: bref, mi Autobiography on cardboard.
No soy la única adicta al carton.
A Joseph Beuys le encantaba porque le salvó la vida cuando sobrevivió a un accidente de avión en Siberia.
Empecé a utilizar el cartón cuando penetró en mi el arte del reciclaje, al hacer mi primera cajita escondida en mi cuarto sin que nadie me viera.
A partir de ese momento me convertí en dadá. ya que no se podía llamar arte póvera a lo que yo hacía puesto que compraba las medicinas antiguas por el diseño de las cajas (el fármaco iba a la basura), mi tapizador forraba mis cajitas con telas de Liberty que compraba en Londres y las montaban en Dach que se supone hacen la mejor enmarcación después de Macarrón.
Ya no tengo ganas de seguir buscando explicaciones a la atracción que siento por el cartón, me gusta y basta.
Yo con cartón soy capaz de hacerme una casa, así que como decía Einstein, los tiempos de crisis son excelentes para desarrollar la creatividad.
Para saber más, pincha aquí.
music: Mattin
¡ay Banquita!
ResponderEliminarHermes y Hera son los dioses protectores de los lugares donde los hombres y las mujeres construyen sus casas.
La que salvó a Beuys, no obstante, creo que era de grasa, la de cartón fué posterior
En efecto,era grasa y fieltro.
ResponderEliminarPor favor Blanca, perdóname el atrevimiento de haberte llamado "Banquita" es que las cajas son tan bonitas,y tienen ese caracter infantil indescriptible que inmediatamente las asocié a tu lengua de trapo, cuando te preguntaban el nombre, y contestabas:
Banquita
Yo decía Baquita, sin n.
ResponderEliminarGracias por tu info, Natalia.
Me pareció encantador que me llamaras Blaquita. Era el contexto perfecto.