NADA DESDE MI VENTANA

Tulsidas dijo:

"Todo lo que ves con tus ojos es ilusión"

La primera vez que Prem Rawat dijo esta frase me quedé encantada, me sentí salvada, porque si mi vida hubiera dependido de lo que hay fuera de mi, iba de cráneo, ya que si soy sincera, tengo que reconocer que por mi misma no soy capaz de dar pie con bolo.

No voy a empezar a contar mis miserias, prefiero hablar de mis grandezas pero reconozco que no me resulta fácil acertar en las cosas de este mundo.

Tengo cierta tendencia a meter la pata, pero la saco y luego me entra la risa.

Ultimo ejemplo:

Os conté la alegria tan grande que había sentido al dar a conocer a Prem Rawat en Proyecto Hombre.
Por supuesto, parte de mi alegría era debida al interés que me pareció que mostraban los usuarios en sus preguntas y en el reparto de materiales, ya que se llevaron todos las DVDs, revistas, tarjetas etc. etc.

Así lo vivimos el equipo que montamos el evento.

Pues bien, ayer me llamó Estíbaliz Barrón, directora de Gizakia Bizkaia, con quien yo ya había estado en tratos desde hace años, para decirme con toda delicadeza que la valoración del evento por parte de los usuarios había sido muy baja por lo cual quedaba cancelado el programa previsto para el 20 de diciembre.

No me pilló de sorpresa, ya que es fácil tener conceptos sobre lo que dice una persona a la que no se conoce cuando habla de la paz interior.

Pensé en la frase de Prem Rawat: "La dignidad está en el esfuerzo".

Prem Rawat quiere que todos los seres humanos sepan que existe una posibilidad de sentir paz interior y yo, en agradecimiento a la que gracias a seguir sus enseñanzas puedo sentir dentro de mi, intento esparcir su mensaje allá donde me inviten.

No es la primera vez que siento reticencia ante la idea de escuchar el mensaje de Prem Rawat, ya que cuando organicé las conferencias de los políticos hablando de su trabajo en el mundo de la paz, me sorprendió que tanto María Oianguren como Jonan Fernández, no aceptaran mi invitación, a pesar de que dedican su vida a la lucha por la paz.

Antonio Basagoiti aceptó encantado mi invitación y mostraba deseos de hacerlo cuanto antes, pero llegado el momento, su jefe de gabinete me llamó para preguntarme cuanta gente solía acudir a los eventos y ante lo que le pareció un número escaso, declinó la invitación en nombre de Antonio.