Mientras intentaba documentarme para preparar la performance "El Burj Al Arab", he hecho un recorrido mental de todos los hoteles míticos que he conocido a lo largo de mi vida, que han sido muchos, ya que al llevarme interna a Madrid a los 13 años, tanto mis padres, como tios y hermanos me visitaban y me llevaban de excursión y a comer a los mejores restaurantes.
Cuando estaba en Burdeos, con mas razón. Mi padre era un sibarita y le gustaba el lujo.
Cuando viajaba con él todo era grandioso y con él no solo di la vuelta al mundo sino que conocí el lujo de lo privado.
Cuando estaba casada el ritmo de vida no era tan a lo grande pero seguíamos la misma línea aunque algo mas discreta. De hecho a mi exmarido cuando fue director de Ajuria pusieron a su disposición un Mercedes blanco con chófer.
Pasado un tiempo de parada obligatoria por motivos concernientes a mi toxicomanía, empecé a desplazarme por todo el mundo como una locomotora siguiendo a mi maestro.
Nada me paraba.
Durante esos años que fueron muchos, recorrí el planeta y conocí todo tipo de hospedajes, pensiones, hostales, guest houses, bed & breakfast, albergues de juventud, y ¡como no! los hoteles considerados míticos como el Oriental de Banckok, el Raffles de Singapur, el Grand de Kolkata, el Oberoi de Delhi, el Delano de Miami etc. etc.
Sin lugar a duda, en los que mas a gusto me he sentido ha sido en los asiáticos.
El lujo oriental no tiene parangón.
Y del que guardo un mal recuerdo es del Arts de Barcelona. Sin comentarios.
Comprendo que si algo me disgusta es la pretensión.
Pues bien, el Burj Al Arab, es posible que sea el hotel mas pretencioso del mundo pero a mi, me impresiona, lo reconozco humildemente.
Hay que tener tanta imaginación para poder llegar a esos extremos de satisfacer a los que padecen
de lujorexia que solamente el jeque de Dubai con Tom Wright a la cabeza y la KCA con la famosa diseñadora china Khuan Chew son capaces de realizar un hotel de 7 estrellas, único en todo el planeta tierra.
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