MI MADRE HABLA DE SU VIDA

Desde que me he comprometido a hacer la parte la comercial de la empresa de mi madre estoy comprendiendo lo difícil que es vender, sobretodo cuando toda mi práctica habitual es la de comprar.

Evidentemente yo ya sabía que no era una buena vendedora puesto que soy incapaz de vender mis propios cuadros, siempre he necesitado un marchante que lo haga por mi y es lógico ya que si fabrico un producto, todo mi tiempo y mi concentración están enfocados a esa tarea.

Con mi madre pasa lo mismo:
ella se pasa el dia fabricando sus maravillosas chaquetitas, bucitos, zapatitos, capotitas, desde que se levanta hasta que se acuesta, y ha llegado a unos extramos de perfeccionismo que impresiona.
Tiene la capacidad de terminar la pieza con tal primor que parece tejida por las hadas.

Pues bien, mi problema es que todo lo demás es asunto mio: el catálogo, por ejemplo, lo tengo que renovar ya que lo hice el año pasado y ella va cambiando los modelos y los precios, lo cual significa que cuando recibo un encargo de acuerdo al catálogo, no corresponde a lo que ella tiene en almacén, por lo que ayer, haciendo un esfuerzo ímprobo por ambas partes, nos dedicamos a poner órden para el nuevo catálogo que saldrá a la luz en cuanto esté listo.

Por otro lado, ella da muchísima importancia a que los gastos de la lana sean mínimos por lo que la encarga a Madrid, ya que no está dispuesta a pagar las cantidades astronómicas que le piden en Getxo que por lo visto es uno de los lugares mas caros del estado.

Para ella el hecho de enviar 500 euros a los combonianos supone la alegria de su vida y para los combonianos otro tanto de lo mismo a juzgar por las cartas que le escriben.

Personalmente, yo también estoy involucrada en su empeño y agradezco poderle ser útil ya que es lo único que me siento capaz de hacer por ella, que se merece eso y mucho mas ya que no ha hecho mas que ayudarme siempre que lo he necesitado, o sea, siempre.