miércoles, febrero 22, 2012

KAREN KNORR













  • La obra de Knorr ha generado un hondo compromiso y una fascinación por la taxidermia, los objetos y los espacios; es una práctica conceptual que de forma continua y coherente perturba la mirada institucional. Knorr abarca el pluralismo y la deconstrucción de instituciones, para explorar el lenguaje, el deseo, el género y la fantasía. Aunque estos temas dominaron el paisaje teórico post-estructural de los años 80 y 90, Knorr los ha desarrollado con originalidad y fuerza en su trabajo reciente, exponiéndolos a nuevas influencias sorprendentes, especialmente después de su viaje a la India en 2008.

    El ritual, la ostentación y la muerte son conceptos clave en la fascinante obra de Knorr; es un trabajo poético, profundamente misterioso, alegre y elegante, que implica ideas y conceptos originales y métodos novedosos de producción. La visión de Knorr, y las técnicas que emplea, la acercan más al pintor que al fotógrafo convencional. Dispara con cámara de formato grande, pero después dedica muchas horas en su estudio a la producción digital (posterior) de una sola imagen, desplazando e insertando, editando, mejorando, iluminando e intensificando el color. El teclado y la pantalla son su paleta y su pincel; la fotografía final que el espectador ve en la galería constituye su lienzo. La fotografía de Knorr es un proceso creativo que supone un encuentro directo e intenso con la tecnología, sin descartar por ello las técnicas fotográficas tradicionales. Los espacios representados forman un lazo nostálgico con el pasado, con rituales y sensibilidades en vías de desaparición, con los valores jerárquicos, con la realeza y la aristocracia como una raza perdida. Nos brindan un recuerdo de la historia, tanto privada como pública: muchos de los museos que Knorr fotografía fueron antaño las casas de la nobleza y de la aristocracia.

    Knorr acoge los espacios de alta cultura con un toque de lo “barroco”; la intensa coloración que impregna la superficie del papel fotográfico produce un exceso de experiencia estética, que es una característica común en la imaginería y la arquitectura barrocas. El drama de la arquitectura barroca expresa tamaño, poder y control. Los patios de entrada, las escaleras grandiosas y los salones reflejan una opulencia cada vez más sobrecogedora; a Knorr le obsesionan estos detalles. Sus fotos son, además de una interpretación del espacio arquitectónico, un encuentro con modelos repetidos, interiores excesivamente decorados y conceptos fijos de clase y aristocracia. Su contenido, en el que abundan los detalles, nos resulta extraño e inesperado; produce en el espectador una sensación de sobrecogimiento y asombro. Este, también, era uno de los objetivos principales de la estética barroca.
    Este libro se ha realizado con la colaboración de la Universidad de Córdoba, la Delegación de Cultura del Ayuntamiento de Córdoba, la Fundación Provincial de Artes Plásticas Rafael Botí, la Fundación Caja Rural de Córdoba y el Parque Científico Tecnológico de Córdoba Rabanales 21.













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