Saber que dentro de mi hay un tesoro escondido de incalculable valor al que tengo acceso mantiene mi atención enfocada en descubrirlo, explorarlo y disfrutar de todas las dichas que contiene.
Vivo intentando dar pasitos hacia mi interior, poco a poco, como los alpinistas que suben paredes verticales que nunca han sido utilizadas.
La diferencia es que no tendo miedo de caerme, lo hago en mi casita, comodamente tumbada en mi futón con látex.
Yo ya he probado el néctar de esa flor y me dejó tan complacida que anhelo saborearlo una y mil veces y mil veces mas.
Toda mi vida dedicada exclusivamente a degustar las glorias que me ofrece lo supremo que está dentro de mi.
He quemado las naves, no hay forma de regresar a la ignorancia, y si mi vasija se rompe, solo quiero una mas grande.
En mi mundo interior todo es al revés.
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